
Mucho han cambiado los terrenos descritos por los cronistas de Indias, en el siglo XVII, cuando maravillados describen a Tocancipa y sus alrededores, como hogar de conejos, perdices, venados y armadillos; bañados por la quebrada Pece- Neca. Las caminatas organizadas por Toncancipa Turística y la Oficina de Desarrollo Económico, hacen participes a los ciudadanos de variopintas circuitos que trascurren entre el bosque andino, cuevas que se erigen entre mitos y leyendas hasta pendientes rocosas que son testigos de nuevos deportes y actividades mineras
Claudia Camino, encargada del punto de Información turístico, convocó durante varios días al público en general, a colectivos de caminantes de la zona y entusiastas de la naturaleza y la ecología para hacer parte de una caminata hasta la Cueva del Diablo, una de las rutas más emblemáticas del municipio. Más de 40 personas aceptaron la invitación. Jóvenes, niños, adultos mayores y hasta mascotas inquietas, comenzaron la jornada
La primera parada, nos congrega ante un pequeño altar, enmarcado por flores coloridas. A primera vista no es evidente el santo al que se le rinde devoción. Es necesario acercarse hasta la urna de vidrio para observar una pequeña figura que evoca a la virgen asomándose entre una capa fina de laja. “Unos mineros la encontraron hace mucho tiempo, unos le acreditan milagros, esta es la virgen de Quindingua, “¿Quién era él?- pregunta tímidamente un caminante “fue el cacique más famoso de Tocancipa”. Aunque el paraje parece escarpado siempre hay lugar para improvisados bastones.
Uno de los guías, Pascual Lamprea , exclama ¡Cuidado! , un grupo de hombres se aproximan.Se asoman entre las piedras y el escaso follaje. Roberto Cuellar, y otros practicantes del trial, están completando su entrenamiento del día.

Algunos murmullan “Claro , ahora se dedican a dañar con sus motos el ecosistema”; otro se preguntan qué deporte practican y si es muy peligroso”. Uno de los hombres, de cabello cano se dispone a charlar con las caminantes. Explica que el trial se realiza con la finalidad de superar diferentes obstáculos. Originalmente se disputa en zonas donde hay troncos, arroyos y hasta barrancos. “No es un deporte depredador” afirman.
Al ascender unos metros, llegamos a un colchón de hojas de pino. De lejos, se observa la entrada de la cueva y un tramo de la quebrada de Quindingua, asemejando una cortina de agua que da origen a una leyenda.; donde una mujer, sus dos perros y un macabro desconocido, son sus protagonistas. Al salir de las entrañas de aquella cueva, varios caminantes manifiestan un repentino y leve dolor de cabeza; otros simplemente prefirieron obviar ese paso y dieron rienda suelta a su creatividad al hacer improvisadas sesiones de fotos con sus familias.
Las dos caras de la moneda: por una parte los caminantes alegres de llegar a la meta propuesta; sorprendidos de los paraqués escondidos y la riqueza de sus leyendas. Por otra parte, muestras de vandalismo en las rocas que componen la cueva.
Ahora es su turno, para seguir descubriendo de estos paisajes desconocidos en la Sabana.
TEXTO: Liliana Castillo Neira. Historiadora Arte Cultura y Sociedad. Universidad Extermado de Colombia. Co-creadora de la empresa de turismo alternativo REVELACTION , co-creadora del blog Sinbebidaporfavor y colaboradora en publicaciones regionales.