A solo hora y media de Bogotá, por la autopista norte se encuentra el parque nacional más grande para los escaladores. Con cerca de 400 rutas para la escalada deportiva y clásica de todos los niveles, novatos  y expertos pueden disfrutar de estas maravillosas formaciones rocosas  rodeadas por la carrilera del tren y el río Bogotá.

Los farallones de Suesca se convierten en el lugar predilecto para nacionales y extranjeros que buscan poner en reto sus habilidades, emociones y la adrenalina que genera este deporte. La roca de las aves, así llamada es un lugar  donde se mezcla lo verde de la naturaleza con los tonos grises y marrones de la roca, el sonido de los pájaros con las voces de los escaladores, el murmullo del viento con el ¡crac! del asegurar  un mosquetón, las barbas y el Quiches abren paso a las rutas Luz de Noche, Amparo Arrebatos, Para mis amigos, Opio,  Entrevista con los dioses, entre tantas otras hechas por escaladores que han dejado su huella y han puesto un nombre particular a cada una de ellas.

Con el deseo de ir a escalar empezó mi aventura, para llegar allí, tomé un bus desde el portal norte de Bogotá hasta Suesca, allí me esperaba Leyla quien con su sonrisa sincera, su entrega y pasión a la roca, me contagio el deseo de escalar de inmediato. Luego de un delicioso desayuno en uno de los restaurantes de la zona, recogimos el equipo (arneses, cuerda, mosquetones, gatos…etc.) y conocía a mi instructor quien me llevaría a escalar una o varias de las  rutas que ofrecen estos hermosos farallones.

A menos de 5 minutos de la entrada principal se comienza a divisar los farallones, rocas esculpidas por la misma naturaleza hace miles de años, y que desde hace un tiempo atrás han sido escaladas por los amantes de este deporte, quienes con una pasión particular vienen de diferentes partes del mundo para verla, sentirla, interpretarla y dominarla. Comencé a escalar con mi instructor las primeras rutas fueron algo fácil y culminadas satisfactoriamente, la última me tomo algo más de esfuerzo y no la logre culminar termine algo agotada y me senté sobre la carrilera del tren , levante mi mirada y pude ver la majestuosidad del paisaje, su imponente fuerza, y  “pensé escalar es tan similar a la vida, es la pasión de saber Interpretar la roca, confiar en ti mismo a pesar de lo que ves y sientes, es lograr superar los retos, vencer el miedo, trabajar en equipo, confiar en el otro, más que un esfuerzo físico  escalar es un reto a la mente, porque finalmente el límite está en nuestra mente”.

Es así como en los suelos de Suesca el turista encuentra la mezcla de la tranquilidad de aquel maravilloso paisaje con la aventura del escalador.

Por revista

Un comentario en «Los Farallones de Suesca, la travesía de escalar»

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